- Mexicana
de Aviación no se olvida: la conmemoración de un atraco
Arsinoé
Orihuela Ochoa
Colectivo
La Digna Voz, 30 de julio de 2013
Hace 35
meses que Mexicana de Aviación dejó de operar. El 28 de agosto de 2010 la
aerolínea se declaró formalmente en quiebra e ingresó a un sinuoso –o
siniestro– ciclo de concurso mercantil. Envuelta en una humareda de
especulaciones, piadosas exculpaciones y falsarias explicaciones, Mexicana de
Aviación, conocida en los años 70 como “la aerolínea milagrosa” por sus
extraordinarios resultados y réditos, fue víctima de una histérica
descapitalización urdida por un impresentable grupo empresarial, con la venia
de la administración federal en turno. Pese a los esfuerzos por resguardar la
plataforma de bienes e infraestructural de la aerolínea (slots, flota aérea,
rutas), las empresas aeronáuticas carroñeras (Interjet, Volaris, Aeroméxico)
terminaron por apropiarse casi gratuitamente de la base patrimonial de la
primera compañía de aviación en América Latina. Más aún, en la “hipótesis” de
solución del actual gobierno federal, y tras sabotear toda tentativa para
rescatar a Mexicana, se ha propuesto la venta del último remanente de la
aerolínea: la base de mantenimiento. De acuerdo con este remedo clownesco de “hipótesis”,
el retiro de esta base (MRO por sus siglas en inglés) del concurso mercantil, y
la consiguiente venta de la misma, abriría el camino para el pago de
liquidaciones (que según estimaciones alcanzan conjuntamente la cifra de 200
millones de dólares). Aunque el propósito declarado refiere a “una suerte de
reparación del daño”, el designio latente nada tiene que ver con esta seudo
divisa correctiva. El fin es uno sólo, acaso el mismo de siempre: extinguir
definitivamente a la aerolínea. En esta trama no existe un ápice de “error” o
“inacción de la autoridad”, como versa la explicación oficialista. La quiebra
de la más grande aerolínea nacional, la segunda más antigua a escala
continental, es resultado de los “aciertos” y la “acción premeditada” de la autoridad
para beneficiar a un puñado de buitres empresariales.
A modo
de conmemoración de un atraco a la economía nacional, específicamente a la
industria aeronáutica, y como advertencia de lo que se avecina con un sector
energético en vías de privatización, sírvase la reproducción íntegra de una
investigación que puso en evidencia la trama conspirativa detrás de la
bancarrota-destrucción de Mexicana de Aviación.
Mexicana
de Aviación: el extraño caso de un harakiri
A 18
meses del cese de operaciones de Mexicana, la tercer aerolínea más antigua de
todo el mundo aún se debate entre la extinción definitiva o el rescate en
condiciones adversas. Como ocurre generalmente con los casos de gran resonancia
nacional, la prensa ha tratado este asunto con su habitual parcialidad,
desviando la atención de los pormenores cruciales, y concentrándose en el
leviatán predilecto del México pos-salinista: los sindicatos. Más de una vez se
ha responsabilizado al sindicato por el quiebre de la aerolínea. Y
simultáneamente se ha omitido cualquier dato que urgiera a conclusiones
distintas. Por ejemplo, que la súbita suspensión de operaciones pudiera
responder a una suerte de maquinación gubernamental para beneficiar a las
empresas competidoras, a saber: Aeroméxico, Volaris, Interjet, quienes a partir
de agosto de 2010 se apoderaron de los slots aeroportuarios y rutas que otrora
cubría Mexicana. Frente al posible rescate de la única aerolínea doméstica de
talla internacional, los propietarios de las aerolíneas “usurpadoras” risiblemente
acusan falta de criterio empresarial en el salvamento de Mexicana.
Véase
la siguiente secuencia que apunta en la dirección de un complot.
2005.
El gobierno de Vicente Fox desnacionaliza Mexicana, y traspasa la aerolínea a
precio de tianguis –165 millones de dólares– a Grupo Posadas, cuyo decano era
Gastón Azcárraga, primo de Emilio Azcárraga Jean. En lo que parece un record
guinness en la ruina financiera de una empresa, la conducción de Grupo Posadas
supuso una suerte de harakiri empresarial, al acumular una deuda de 900
millones de dólares (repartida entre mil 300 acreedores) en un margen de cinco
años. (¿Cómo se explica que una empresa altamente rentable, con 90 años de
antigüedad, ¡libre de pasivos antes de la desnacionalización!, con una flota moderna
–en 2004, antes de malbaratarla, adquiere aeronaves Airbus A318–, con personal
aeronáutico hipercalificado, se hundiera en un plazo insólito de cinco años?).
2006.
Un año después, Fox inaugura Volaris en la ciudad de Toluca. Entre los socios
fundadores de la empresa destacan: Grupo Televisa de Emilio Azcárraga (¡sí! el
primo de Gastón Azcárraga), Inbursa (del multimillonario Carlos Slim), TACA
(aerolínea salvadoreña) y Discovery Capital Management (fondo de capital
privado con sede en Connecticut). Con la suspensión de Mexicana, Volaris
incrementa su boletaje en un 30%.
2007.
Inmediatamente después de una renovación de la flota, Aeroméxico pasa por un
nebuloso proceso de desincorporación estatal. Este año, el gobierno de Felipe
Calderón vende el 90% de las acciones de la aerolínea a Grupo Financiero
Banamex, subsidiaria de Citibank, en cuya junta administrativa aparece otra vez
el entusiasta multipropietario: ¡sí! Emilio Azcárraga. Las rutas que abandona
Mexicana, ahora las acapara Aeroméxico.
2008. El
adeudo más fuerte de Mexicana corresponde al crédito que le otorga Banorte este
año, justo cuando comienza el capítulo más álgido de la crisis financiera. La
aerolínea contrae un crédito suicida por mil 525 millones de pesos, en una
coyuntura de conmoción económica.
2009.
Para sortear el impacto de la emergencia sanitaria AH1N1, Bancomext facilita
otro crédito suicida a la aerolínea por mil millones de pesos. En este mismo
año se ventila, aunque muy discretamente, un caso de fraude al interior de la
dirección de finanzas, que inexplicablemente los dueños de Mexicana convienen
callar.
2010.
Ante el estrepitoso desplome, Grupo Posadas vende sus acciones a Tenedora K,
empresa fantasma, en ¡mil pesos mexicanos! (y en pagos diferidos). Los
trabajadores denuncian el fraude (e increpan a Felipe Calderón por alargar
deliberadamente el desenlace de Mexicana “para quitarle responsabilidad a
Azcárraga y las consecuencias penales de sus actos”).
2011.
Med Atlántica se compromete a recapitalizar la empresa. La Secretaría de
Comunicaciones y Transportes, en su presunta condición de árbitro (¡vendido!),
introduce requisitos discrecionales e impide el salvamento de la aerolínea.
2012. A
18 meses del cese de operaciones de Mexicana, las otras aerolíneas de operación
doméstica (Volaris, Aeroméxico e Interjet) aumentan astronómicamente sus
ganancias, gracias a la ruina de la primera compañía de aviación nacional y a
un aumento inadmisible del 40% en los precios del boletaje.
“¡Mis
antenitas de vinil están detectando la presencia del enemigo!” (Fuente:
http://lavoznet.blogspot.mx/2012/03/mexicana-de-aviacion-el-extrano-caso-de.html).
Fuente:
http://lavoznet.blogspot.mx/2013/07/mexicana-de-aviacion-no-se-olvida-la.html
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